lunes, 16 de mayo de 2005

Narcisismo salvador

Hurgando por ahí me tope con este trabajillo y he decidido publicarlo, lo escribí hace un par de meses, cuando tomaba una clase llamada “Sociobiología de lo Humano”, toda la materia se basaba en las teorías de Humberto Maturana, que es un Señorón que escribe una nueva manera de ver las cosas, esto lo analizamos de la mano de un excelente Maestro, Fernando González quien resulta ser amigo intimo del teórico, que a palabras de el y otros compañeros, hagan de cuenta que era Maturana el que nos estaba dando clase, entre otras cosas, una de las practicas fue la siguiente:

Narcisismo salvador

En un principio no pude resistir mi riza por la definición del narcisismo salvador, pero después de analizarlo me creo incógnitas, analizando, o tratando de hacerlo, me busque en mi disco duro, muy duro por cierto, tratando de recordar cuando he actuado de esa manera, y me encontré con sorpresas puesto que usar el narcisismo salvador es estimulante, podría decir que me ha predispuesto a hacer o actuar de manera peculiar.

Como el encargo era ponerlo en práctica describo lo siguiente:

Resulta, buena palabra para abrir un párrafo, en fin, resulta qué en el tiempo actual estoy haciendo la publicidad y asesorando, en cuestión de imagen, a un candidato para una contienda electoral. El carácter de esta persona es como se dice chapado a la antigua o con creencias muy arraigadas, entonces me es difícil que haga cosas que le sugiero para mejorar ante la juventud, esto más los asesores que al igual, no aceptan ideas nuevas, o no entienden que el modo de proyección de un político ya cambió. El día miércoles decidí ponerme en mi lugar y decirme, pues si yo se de lo que estoy hablando por que no he de sostenerlo, y me avente un rollo lleno de argumentos para cambiar o que pusieran algunas cosas en el discurso y usar algunas estrategias tanto de imagen como de guerra, y sí en efecto me sentí en mí lugar, dominando la situación, con más de ocho asesores de la vieja escuela atentos, hable más fuerte que de costumbre, pero me tranquilice puesto que también sentí que podría perder el control, no de lo que me correspondía hacer, sino de mencionar sentimientos que ya se han venido acumulando. Los posibles efectos posteriores son totalmente diferentes a los que sentí en el momento, puesto que normalmente estaba recibiendo un promedio de quince llamadas al día que tenían que ver con la campaña, para el día siguiente de esto, no recibí llamada alguna. Puede ser debido a dos cosas, primero aquellos viejos lobos de mar incluyendo al candidato sintieron muy fuerte mi exposición casi a la locura, o segundo el candidato se encuentra fuera y los asesores no me han llamado por que les pareció bueno, pero se sienten amenazados por la suposición de yo hacerlos a un lado o tomar el lugar de alguno de ellos. Que para mis aspiraciones, esta muy lejos el querer tomar un lugar así, tan falso y a mí parecer denigrante internamente a cualquier ser humano.

18 de febrero del 2005

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